Pedro Expósito.- Hace unos días recibí el libre ‘Momentos de mi vida’ en el que Alfonso López Simarro, afamado entrenador de nuestra provincia, cuenta su particular historia en los banquillos. Lo recibí a mediodía de un martes y lo terminé en la mañana del miércoles. Ciertamente engancha. No solo por la gran trayectoria contada por él mismo, sino también por la cantidad de documentación gráfica, documentos y, como no podía ser de otra manera, un serial de anécdotas.
Albero y Mikasa – Lo primero de todo es felicitarte por este gran trabajo literario en el que cuentas tu vida futbolística y también parte de resto de tu vida ¿cómo surgió plasmar todo este serial de datos, anécdotas y vivencias y cuánto tiempo has dedicado a darle forma?
Simarro – Muchas gracias, Pedro. Fue algo que surgió al dejar de entrenar. Quería seguir ligado al fútbol de algún modo y pensé que podía hacerlo de dos maneras: escribiendo un libro sobre el propio fútbol en sí, técnica, táctica…. pero pensé que esto no les interesaría a muchos de los que han adquirido el libro, en cambio, el otro modo de hacerlo, como así ha resultado y teniendo en cuenta que las ganancias de su venta irían para la asociación de Parkinson y por lo tanto, pensando en que lo comprase el mayor número de personas podría ser como lo he hecho, contando mis anécdotas, vivencias y demás historias que guardaba de este apasionante deporte, incluidos los dos momentos que como narro en el libro, han tenido una gran influencia en el devenir de mi vida.
Al final se han vendido 197 libros de los 200 que se editaron. El plasmarlo todo en el libro, me ha costado mucho trabajo, conforme avanzaba las fotos que metía, por un lado, salían por otro, hasta que daba con la tecla, se me perdieron varios archivos que ya había escrito y estuve a punto de dejarlo en varias ocasiones, pero mi cabezonería y mi orgullo lo impidieron y continúe escribiendo. En fin, que no ha sido fácil su elaboración, pero al final lo conseguí y me siento satisfecho de haberlo escrito. En cuanto al tiempo que me ha llevado hacerlo, sobre un año y medio.
Arranca el relato, y no quiero hacer demasiados spoilers a posibles nuevos lectores, con un bonito prologo en el que han intervenido gente especial para ti y con esa primera temporada 1993-94 en la que te haces cargo de la UD Cazorla. ¿En esa primera experiencia en Los Halcones se hubiera imaginado llegar hasta donde ha llegado en el mundo del fútbol?
La verdad es que no. Cuando saqué el primer carnet de entrenador lo hice porque era algo que me gustaba, por aprender más sobre este deporte que me apasiona y además, como ya entrenaba a un equipo de niños de corta edad, me servía para ello también, pero lo cierto es que nunca imaginé ponerme en un vestuario delante de 18 o 20 jugadores. Y de que esto sucediera tiene mucha culpa Juan Manuel Gálvez, que fue el que me apadrinó para poder ir a entrenar a la U.D. Cazorla.
Lo cierto es que, independientemente de lo que pensara en aquellos primeros días en Cazorla, su palmarés es algo envidiable pero además, por lo que hemos podido leer en el libro y también por el trato que personalmente he tenido contigo, has dejado poso en cada sitio en el que has estado. Tal vez el hecho de ser franco, leal, ir de cara y no ceder ante alguna injusticia te ha privado de llegar más lejos en este mundo. ¿Se arrepiente de algo o deja algo en el tintero que tal vez no hayas plasmado en el libro?
Hubo dos momentos que tuve una buena oportunidad pero que por diferentes motivos opté por dejar pasar el tren: la primera fue estando en Jódar, fue en el verano del 2003, cuando ya tenía todo planificado para iniciar mi tercera temporada con el equipo galduriense.
Me llamó un intermediario de Madrid, concretamente uno de los hermanos Quirón, este hombre llevaba a muchos jugadores y entrenadores, entre otros al jienense Manu Del Moral (años atrás lo tuve en la selección de Jaén). Me comenta que le habían hablado de mí y me proponía entrenar al equipo madrileño del Alcalá de Henares, un equipo de la Tercera División, con un claro objetivo, intentar jugar la fase de ascenso a Segunda B cuando menos.
Le pregunté que quien le habló de mí, a lo que me respondió que eso de momento prefería no decírmelo, le expliqué cuál era mi situación familiar, esta no era fácil. En ese momento teníamos a mi madre, enferma de Parkinson con nosotros, y no podía dejar toda la responsabilidad a María, mi mujer. Además, estaba mi trabajo en el parque de bomberos, no me podía permitir solicitar la excedencia, con lo que tendría que ir a entrenar y regresar, 350 km de ida y otros 350 de vuelta. En fin, que todo lo tenía en mi contra. Me dijo que me lo pensara y en unos días me llamaría. Así fue en unos días me llamó, le dije que lo sentía mucho pero que no era el mejor momento. Con lo cual, seguí entrenando al Jódar.
El otro momento, fue en la pretemporada 2009-2010, unos días antes de jugar la final de Copa con el C.D. Vilches, recibo una llamada desde Ronda, querían que me fuera allí para entrenar al club de fútbol. Le comenté la situación que en ese momento tenía ante mí, y sobre todo el equipo que entrenaba, que en unos días se enfrentaba al Úbeda en la segunda final consecutiva.
Esa tarde fui a entrenar a Vilches y lo cierto es que fui serio, triste, me encontraba como si hubiese hecho algo malo, no me sentía bien. Días después me comprometí con la U.D. Ronda, me despedí de los directivos vilcheños y casi sin saborear el triunfo en la copa, me puse a trabajar y preparar la temporada del Ronda, el equipo tenía el objetivo de jugar la promoción de ascenso, no había tiempo que perder.
María y yo nos vamos unos días a Fuengirola y estando allí, me llama Pepe Mula, presidente de las peñas de Linares, me plantea la posibilidad de volver a Linares y hacerme cargo del equipo, estaba al tanto de todo, en este momento, tu pueblo te necesita, me dijo. Pero no había tiempo que perder, por la mañana me llamaría para darle la respuesta. Le dije que sí, que me vendría para Linares.
Ahí creo que me equivoqué, pero no lo supe hasta casi dos años más tarde, cuando yendo los primeros en la Preferente (la Primera Andaluza actual), con 4 puntos de diferencia sobre el segundo y a falta de 5-6 jornadas y tras empatar en Villanueva, deciden cesarme, aquello no lo entendí, aún a fecha de hoy y después de hablar con varios directivos de los 7 que estaban entonces, ni ellos lo saben. Posiblemente, en ese momento tomé algunas decisiones erróneas y que posteriormente me pudieron perjudicar.
En el libro narras cronológicamente las diferentes etapas y equipos por los que has ido pasando en veinticinco años en los banquillos. Momentos buenos, momentos malos, alguna espinita clavada, algún equipo al que seguro te quedaste con ganas de entrenar… pero me quiero centrar en tu etapa más profesional, la de segundo entrenador a las órdenes de Braojos en el CD Linares. Yo me quedo con la impresión tras leer el libro de que esta etapa debió durar bastante más y no como segundo ¿Qué sensación tienes con el paso del tiempo?
Cuando termino de entrenar el cuarto año en Jódar decidimos de mutuo acuerdo dejarlo, separarnos y descansar en mi caso. En un principio decidí descansar y dejar pasar la temporada, me llamaron varios equipos y a todos les dije que no pero apareció Emilio Vega, en ese momento secretario técnico del CD Linares y me ofrece entrar en el cuerpo técnico. Le dije que no, me comentó la posibilidad de volver a hablar en privado, a eso no podía negarme y volví a decirle que no, pero días después nos vimos por el centro de la ciudad, me propone ir a tomar un café, y vuelve a proponerme por tercera vez entrar de segundo de Pedro Braojos, ya no pude negarme, pero le puse dos condiciones: primera, que me llamase Braojos a mí y segunda, que en el caso de que las cosas no fueran bien y decidieran cesar a Braojos, que en absoluto me propusieran hacerme cargo del equipo.
Yo tenía ya el título nacional y hubiese podido entrenar al primer equipo linarense pero dice un refrán que lo que no quieras para ti, no lo quieras para, los demás. Pedro me llamó y las cosas, en general, fueron muy bien con lo que no había lugar a que se pudiera dar el segundo punto. Yo puse todo de mi parte para cumplir los objetivos, incluso no me importa decir que hice más de lo que debería haber hecho. Tanto es así, que, en diciembre, me llamó Fernando Abad y me dijo que le había propuesto a la presidenta doblarme el sueldo y esta dio el OK. De esta temporada, sí que me he callado varias cosas, como fue la victoria que conseguimos en Alcalá de Guadaira, jugando gran parte del tiempo con 7 jugadores de campo y el portero, tres expulsados, algunos entrenamiento….
Desde luego no desmerece la carrera deportiva que has logrado completar en la provincia. Tal vez destaque su labor en la UD Jódar Al-Ándalus, en el CD Vilches o en el CD Navas, pero también pasó usted por conjuntos de la talla del CD Iliturgi, Atlético Mancha Real, CD La Puerta, Villacarrillo CF y Baeza CF, además de ser Seleccionador Alevín de Jaén y entrenar en equipos base como el Castulo CF y el CD Linares. Diría que en el 90 por ciento de esos conjuntos cumplió los objetivos. ¿Se siente reconocido por ello?
Totalmente. La verdad es que no tengo más que palabras de agradecimiento para todas las aficiones de los clubs a los que he entrenado, sobre esto puedo decirte que cada vez que voy a ver un partido en alguno de esos pueblos por donde pasé como míster, la verdad es que no puedo casi verlo, porque la gente viene a preguntarme, a saludarme,… Y esto no lo digo con ánimo de crítica, sino todo lo contrario, es para que veas hasta qué punto las aficiones me demuestran el cariño y como me recuerdan.
Otro tema muy importante, al menos para mí, es su paso por el Linares Deportivo. Todos estamos disfrutando mucho de un club que no hace mucho recibía al FC Barcelona o al Sevilla FC en Linarejos en la Copa del Rey, haciendo un grandísimo papel en Primera Federación pero los más jóvenes tal vez no sepan que Alfonso López Simarro fue el artífice de los dos primeros ascensos de este equipo que tuvo que empezar su historia de cero en la 2009-10. ¿Costó asumir que le privaron de llegar más lejos con su equipo?
Sin duda alguna lo que me sucedió en Linares fue lo más negativo de todo lo vivido hasta ahora como entrenador y además sin ningún motivo justificado y que esto pasara en mi pueblo fue muy duro. Primero porque el equipo iba primero, tengo claro que cuando un equipo no marcha bien la destitución del entrenador está justificada, pero es que este no era el caso. Segundo porque dejé un proyecto importante para venir a Linares, tercero porque estoy seguro de que el equipo hubiera llegado a cotas más altas conmigo y cuarto porque no había ningún motivo que lo justificara.
Aún y a día de hoy, y después de hablar con varios de ellos no saben explicarme la causa que originó mi destitución. Lo cierto es que con los que he hablado cada uno de ellos echa balones fuera y se exculpan de lo que sucedió.
Antonio Fernández me dice que la mayoría de ellos eran jóvenes y no tenían experiencia y que los más veteranos, como era el caso de Pedro el presidente y Juan Callejas se los llevaron a su terreno, pero que está seguro de que si esa circunstancia se diera a día de hoy se opondría al cese. Otro, como es Antonio Huertas, que hacía de administrativo, me dice que es que yo no me llevaba bien con los directivos, y la prueba era que, en la cena de navidad, no me senté al lado de ellos. Eso era cierto, pero es que vi a Antonio Agustín, médico del club solo con su esposa, que estaban solos y le dije a mi mujer de sentarnos con ellos. Además, cuando un entrenador firma con un equipo, no asegura que la relación con los directivos vaya a ser de amistad. Otro, Antonio Zapata, me dice que es que varios jugadores se quejaron y les dijeron que no se llevaban bien conmigo. Vamos a ver, en que equipo del mundo, todos los jugadores que forman la plantilla están totalmente conformes con el entrenador, la respuesta es bien sencilla, ninguno.
Lo cierto es que esa tarde-noche fue la más mala que pase como entrenador, además la sede del club está al lado de mi casa, y la puerta del garaje por donde saco y meto el coche pegada a la puerta del club, con lo que cada vez que salía o entraba, casi siempre me encontraba a alguno/s de los siete.
Cambiando un poco de tema, usted cerró su vida en los banquillos tras la temporada 2017-18 en la que dirigió al CD Vilches. Escribe en su libro que “a veces le dan ganas de dirigir a un equipo”. A mi juicio una persona como usted tiene todavía muchísimo que aportar a nuestro fútbol. ¿Se ve de nuevo con fuerza e ilusión para volver a los banquillos? ¿Se pensaría el regresar si le llega una oferta interesante para ello?
La verdad es que sí, tengo ganas de volver a entrenar. El tema no está en lo interesante de la oferta que pudiera llegarme, si no que se debe basar en que sea un equipo serio y que fuera un pueblo que no estuviera muy lejos de linares. Pedro, no quiero engañar a nadie, porque ese no es mi estilo. Mis facultades actuales no son las mismas que las que tenía hace unos años, mi expresión verbal y mi tono de voz están mermados. Pero sí que me gustaría volver a entrenar y demostrar a la gente y a mí mismo que si se quiere y se ponen ganas en ello, se pueden conseguir los objetivos en todo aquello que te propongas.
Otro de los temas del libro que realmente impactan lo incluyes en un capítulo aparte. Se trata de tu enfermedad, el Parkinson, y el grave accidente en el que según tus propias palabras volviste a nacer. ¿Cómo te encuentras a día de hoy?
En relación al accidente, este se produjo el lunes 18 de febrero del 2008. Como normalmente hacíamos cada día que íbamos de servicio nos dispusimos a hacer una práctica que era como los entrenamientos del fútbol. Ese día era subir a lo alto de la torre de unos 27 metros de altura y descender rapelando.
Conmigo arriba estaba el portero del Linares y también bombero del parque de Linares, Oscar Benito. Me pongo el atalaje, me dispongo a descender, pero tuve un error por exceso de confianza, la cuerda no estaba tensada, me fui al vacío unos 10 metros, pero ahí me ayudó esa experiencia que al principio me hizo confiar en que la cuerda estaba bien tensada. Esto junto con la condición física que en esos momentos disfrutaba me hizo poder frenar en el aire.
La cuerda se movía como un péndulo y cuando iba a chocar contra la pared, me dio tiempo de enfrentarme a ella con la planta de los pies. Esto fue lo que definitivamente me salvó, pues de haber impactado con un brazo o con la cabeza, no hubiera tenido remedio, me hubiera ido al suelo directamente desde los 17 metros que restaban.
Gracias a dios, me hice con el control de la situación, impacté con la planta de los pies y ya pude descender rapelando, el resto de la cuerda. Tuve rotura de la zona abdominal, tenía un derrame que se me extendió por toda la pierna derecha, poco después pase por quirófano para someterme a una operación de esa zona pero pude salvar la vida.
El próximo 18 de febrero cumpliré 15 años. A veces pienso que no puedo estar vivo, que estoy como en una nube, que lo que estoy viviendo no es real. En cuanto a la enfermedad, el 6 de febrero del 2012 me diagnosticaron Parkinson, empezaron los síntomas habituales de la enfermedad, temblores, tensión de la musculatura facial, problemas en la expresión verbal,….
El 1 de febrero del 2017 me sometí a una operación cerebral. Con ella se me quitaron los temblores y se me atenuaron los demás síntomas. En general, me encuentro bien.
Para finalizar me gustaría darle la enhorabuena de nuevo por este libro que a todos los enamorados de nuestro fútbol nos ha traído grandes recuerdos. Espero que pueda añadirse un capítulo más, un equipo más, en él y le agradezco la deferencia, el tiempo que me ha dedicado y todo el apoyo y respeto que he tenido por su parte desde que empezamos a coincidir en este mundo. Para mí es un honor. ¡Gracias!
Muchas gracias a ti por acordarte de mí, gracias a las muchas personas que se han interesado por mí y principalmente por mi salud.