Pedro Expósito.- Este domingo 25 de mayo, a las 20:00 horas, el Estadio Municipal Tomás García Velasco vivirá una tarde especial. El CD Jabalquinto homenajeará a uno de sus grandes referentes, Julio Jesús de Dios Moreno, conocido por todos como Julio de Dios, quien a sus 38 años pone punto final a una trayectoria futbolística marcada por el talento, la humildad y el compromiso.
Natural de Jabalquinto, Julio ha decidido colgar las botas donde todo empezó, en el club de su pueblo, al que regresó en la temporada 2023/24 tras un año de parón. Con el CD Jabalquinto ha disputado dos campañas memorables, acumulando 54 partidos —49 de ellos como titular— y firmando 6 goles. Más allá de los números, su presencia ha sido fundamental para el vestuario: una figura respetada, admirada y querida por compañeros, cuerpo técnico, directiva y afición.
El partido que servirá de marco para su homenaje no podía tener más simbolismo: octavos de final de la Copa Subdelegado ante el Martos CD “B”. Un duelo oficial, con el equipo aún compitiendo por un título, en el que su gente podrá devolverle con aplausos todo lo que él ha dado dentro y fuera del campo.
Julio de Dios no es solo una leyenda local. Su nombre está escrito en la historia del fútbol español con letras humildes pero firmes. Formado en la cantera del FC Barcelona, pasó por el juvenil, por el Barça “C” y debutó con el filial azulgrana en Segunda División B con tan solo 18 años. Fue parte de aquella inolvidable generación de 1987, en la que coincidió con jugadores como Messi, Cesc Fàbregas o Gerard Piqué, conquistando el campeonato de España con el Cadete B que enamoró por su fútbol.
Aquel joven que compartía vestuario con futuras estrellas mundiales continuó su carrera con paso firme por equipos como Terrassa FC, CD Tenerife “B”, San Roque de Lepe, AD Ceuta, CD Alcoyano, UCAM Murcia, FC Jumilla, Mérida AD, SD Ejea, Villarrubia CF y Real Jaén CF. Un recorrido extenso por la Segunda B y también, en menor medida, por la Tercera División, dejando huella allá donde fue.
Pero lo más emocionante de su historia es el final. Porque después de recorrer media España, Julio decidió volver a su origen. Lo hizo para disfrutar, para enseñar, para compartir vestuario con amigos, familiares e incluso con su hermano Ismael. Y lo hizo para cerrar el círculo como lo hacen los grandes: con el brazalete en el brazo, el escudo de su pueblo en el pecho y el respeto unánime de todos los que han tenido el privilegio de verlo jugar.
Este domingo, Jabalquinto no solo despedirá a un futbolista. Despedirá a un símbolo. A un líder. A un vecino ejemplar que nunca olvidó de dónde venía.